El anonimato es y siempre ha sido la base del programa de AA. La mayoría de los miembros, luego de haber estado un tiempo en el programa, no tienen ninguna objeción en particular si se llega a saber que han entrado en una comunidad que les permite mantenerse sobrios. Tradicionalmente, los AA nunca revelan su pertenencia al movimiento en la prensa, en transmisiones o por medio de ningún medio de comunicación público. Y nadie tiene el derecho de romper el anonimato de otro miembro. Esto quiere decir que los principiantes que acudan a AA tendrán la certeza de que sus nuevos amigos no violarán la confidencialidad de las cosas relacionadas con su problema con la bebida. Los miembros del grupo con mayor antigüedad entienden cómo se siente el recién llegado. Pueden recordar sus propios temores acerca de ser identificados públicamente con esa palabra que parece tan terrible: “alcohólico”. Una vez en AA, esas preocupaciones tempranas sobre que la gente sepa que ya no beben, ya no se ven con seriedad. Cuando los alcohólicos beben, las noticias sobre sus aventuras suelen conocerse rápidamente. Para cuando llegan a AA, la mayoría de los alcohólicos ya se han ganado la fama de borrachos. Su forma de beber, salvo raras excepciones, no suele ser un gran secreto. En estas circunstancias, sería raro de verdad que la buena noticia de que el alcohólico sigue manteniéndose sobrio no genere comentarios también. Sean cuales fueren las circunstancias, no hay ningún buen motivo para que nadie, salvo el propio principiante, revele la pertenencia del mismo a AA, y dicha revelación no debería perjudicar a la Comunidad.