La experiencia demuestra que AA funcionará para casi cualquiera que realmente quiera parar de beber, sin importar la condición económica o social de la persona. Hoy en día, AA cuenta entre sus miembros con muchas personas que llegaron a vivir en la calle, estuvieron presas, o internadas en otras instituciones públicas. La persona que tuvo un fondo muy bajo no tiene ninguna desventaja al venir a AA. Su problema básico, lo que hacía que su vida fuera ingobernable, es idéntico al problema esencial de todos los demás miembros de AA. La valía de un miembro de AA no se juzga por la ropa que viste, cómo habla o el tamaño (o existencia) de una cuenta bancaria. Lo único que cuenta en AA es si el recién llegado realmente quiere dejar de beber. Si el deseo existe, la persona será bienvenida. Muy probablemente, la historia más terrible sobre el alcohol que el nuevo pueda contar será superada por muchos miembros del grupo que tengan orígenes y experiencias similares.